quarta-feira, 18 de janeiro de 2017

Vengase a festejar

Reyna Valenzuela Contreras
Durango, México
@: dr_reyna@hotmail.com

-La verdad es que soy bien puta y no quiero llenarme de hijos, es lo que entre balbuceos repetía apenas salía de su transe medicamentoso luego de una dosis de anestésicos administrados por el joven residente de bata blanca.
Ya en "piso", después de haberle asignado la cama cuatrocientos no sé qué, luego de una noche de agonía en la que las entrañas pretendían abandonarla y media vida se le había ido en el quirófano, con palidez que estremecía intentaba conversar con su compañera de tormento; Una adolescente recién parida que desde la cama contigua permanecía atónita, intentando amamantar a su pequeño y dejando escapar a través de sus ojos, su miedo e inexperiencia.
-Ya ni chingan... Mira que pedir autorización de mi marido pa’ que puedan rajarme la panza pa' no llenarme de mocosos, tuve que decirles que soy puta, que soy sola. Ni modo de decirles que el pendejo de mi marido me puso unas patadas porque no le gusto la comida y mira donde acabé, con la panza rajada y la vida a medias; de no ser por el seguro popular, mis criaturas para estas horas serían las nuevas huérfanas en el barrio, obra de Dios que traía para pagar el camión y que llegandito al hospital me metieron directo pa' los análisis, yo digo que ya se me transparenta la muerte, porque cuando los doctores vieron su montón de letras se apanicaron y luego luego me metieron cuchillo...
-Cuchillo, cuchillo el que le metieron a la del otro cuarto, dijo la chiquilla, hubiera visto. Yo mejor me hice unos tapones para las orejas con un algodón que me dio una de las enfermeras, pa' no escuchar la lloradera. Estuvo agonizando unos días, pero ya llegó tan mala que pos', nomás no la libró. Dicen que el esposo la apuñaló... ¿Usté cree?
En la puerta de la habitación y con el rostro despejado, una enfermera de impecable uniforme y sonrisa forzada, luego de un fúnebre buenas noches exclamaba el nombre de las dos pacientes, seguido de los diagnósticos, tratamientos y recomendaciones, para su compañera, que atenta permanece a sus espaldas; ella será responsable del siguiente turno. Ajenas al dolor, y con su carga a cuestas, la segunda le comenta a su compañera -Ya llevé a mi hijo a todos lados, pero apenas sale de la clínica, busca a sus amigos, y recae, y yo con el turno de noche. Su compañera hace una ligera mueca y continúan con el riguroso cambio de turno, ambas se dirigen a la siguiente habitación. 
En el pasillo, un murmullo de festín se deja sentir. Mientras otra de las enfermeras comenta: ¡Anden muchachas, a partir el pastel! que es mes de la mujer... vénganse a festejar…

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